05 de septiembre de 2023

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Para mirar e interpretar el resultado de las elecciones del 23 de julio es útil recordar algunos aspectos de las elecciones habidas desde junio de 2016, que fueron la repetición de las de diciembre de 2015 en las que no se pudo formar gobierno. Ambas pueden calificarse de históricas por la aparición de dos nuevas formaciones políticas, Podemos y Ciudadanos (CS), que obtuvieron en 2016 una importante representación parlamentaria, 71 y 32 escaños respectivamente. Esto rompió la hegemonía del bipartidismo y abrió una nueva etapa en la política española en el que la formación de gobierno sólo sería posible mediante pactos entre las fuerzas de un arco parlamentario fraccionado de forma compleja, que mostraba la diversidad política de la sociedad española. Además, se trataba de un proceso sobre el que la política española no tenía suficiente experiencia y en el que eran prácticamente nulas las posibilidades de entendimiento entre los dos partidos nacionales mayoritarios, PP y PSOE, para gobernar en coalición. Esto ha hecho que desde entonces el espacio de los acuerdos giren en torno a dos ejes: el eje izquierda-derecha y el eje partidos de ámbito estatal-partidos nacionalistas y a los cruces que pueda haber entre ambos.

Esta nueva situación ha dificultado la formación de gobierno, porque las fuerzas políticas no fueron capaces de llegar al acuerdo necesario para ello y también para dilatar la elección del presidente del Gobierno, por las complicaciones en el proceso de negociación. Ambos aspectos, especialmente el primero, pueden agrandar la mala opinión que una parte importante de la ciudadanía tiene de la política y aumentar la abstención. La repetición se produjo en las de 2015, como se ha dicho, y también en las de abril de 2019, que se repitieron en noviembre del mismo año. También podrían repetirse en las de julio de 2023, aunque parece que los partidos políticos tratarán de evitarlo para no volver a caer una vez más y tan cerca en lo mismo.

La dilación de la elección de presidente se produjo en las elecciones de junio de 2016 y fue la causa de la crisis del Partido Socialista por la dimisión forzada de Pedro Sánchez al negarse a que el PSOE se abstuviera en el segundo acto de investidura de Mariano Rajoy, para evitar una segunda repetición de las elecciones. Finalmente salió elegido gracias a la abstención de 68 de los 85 diputados del PSOE que siguieron el acuerdo adoptado por la Comisión Gestora que sustituyó a Pedro Sánchez. Los otros partidos de izquierda y los nacionalistas que sumaban 117 escaños mantuvieron su voto en contra, incluidos 16 diputados del PSOE que no siguieron el acuerdo de la Comisión Gestora.

La moción de censura que promovió el PSOE en 2018, proponiendo como candidato a Pedro Sánchez, secretario general de nuevo desde mayo de 2017, sirvió para que los partidos de izquierda y los nacionalistas se pusieran de acuerdo en algo importante al apoyarla, algunos más como rechazo a Rajoy y al PP que como apoyo a Pedro Sánchez. El motivo de la moción fue sólido, basado en la sentencia de la Audiencia Nacional de 24 de mayo de 2018 sobre la corrupción del PP en el caso Gürtel, en las políticas de recortes del PP en sanidad educación y políticas sociales tras la crisis financiera y en la mala gestión que hizo del conflicto territorial con Cataluña.  La moción fue aprobada por 180 votos (PSOE 85, Podemos y confluencias 71, ERC 9, PDeCAT 8, PNV 5, EH Bildu 2 y Nueva Canarias 1) y 169 en contra (PP, UPN y Foro Asturias 137 y CS 32). Los votos de los partidos que apoyaron la moción fueron 12.197.806 (PSOE 5.443.816, y Podemos y sus confluencias 5.087.498 y los partidos nacionalistas 1.665.702) frente a los 11.082.806 que sumaban el PP (7.941.236) y C’s (3.141.256).  Pedro Sánchez pudo formar un gobierno de coalición con Podemos, la primera experiencia en España desde la transición, apoyado en los 156 votos de ambas formaciones y en acuerdos concretos con partidos nacionalistas tanto de izquierda como de derechas, que pronto puso de manifiesto la complejidad, dificultad e incertidumbre que implicaba esta nueva forma de hacer política incorporando a los partidos nacionalistas.

En abril de 2019 se convocaron elecciones, aunque Pedro Sánchez había prometido hacerlo tras la moción de censura. El Rey le encargó formar gobierno, pero en las dos votaciones del primer acto de investidura, celebradas el 23 y 25 de julio sólo obtuvo los apoyos de su partido (123) y del único representante del Partido Regionalista Cántabro y no pudo formar gobierno. No hubo segundo acto de investidura y se convocaron automáticamente elecciones para el mes de noviembre. Las razones para esta repetición son demasiado complejas para recogerlas en este documento, pero se pueden resumir diciendo que estaban relacionadas con las demandas tanto de Unidas Podemos y sus confluencias y con las demandas de los partidos nacionalistas, especialmente los catalanes, relacionadas con el conflicto territorial de Cataluña, que necesitaban de más tiempo de reflexión y negociación.

Las elecciones repetidas en noviembre de 2019 modificaron significativamente  los resultados de las del 2016: el más importante fue el de VOX, que entró en el Parlamento en las del mes de abril con 21 escaños y en noviembre subió hasta 3,6 millones de votos y 52 escaños; el PP perdió casi tres millones de votos y 48 escaños quedando en 89 y la posterior dimisión de su líder;  CS perdió 1,5 millones de votos y 22 escaños, quedando en 10 y también con la posterior dimisión de su líder; Podemos y sus confluencias perdieron 1,8 millones votos y 35 escaños, quedando en 36; Mas País recogió parte de esa pérdida obteniendo unos 400 mil votos y 2 escaño; el PSOE recuperó 1,3 millones de votos y 35 escaños llegando a 120.

El balance en votos y escaños de los bloques quedó así: el de derechas (PP, CS, VOX, Navarra Suma) con 10.453.495 votos y 153 escaños; el de izquierda (PSOE y Unidas Podemos y sus confluencias) con 10.493.869 votos y 156 escaños, un resultado tan ajustado como el de 2016. El bloque nacionalista sumaba 2.517.525 votos y 34 escaños. De estos, poco más de 1,5 millones de votos y 21 escaños pueden considerarse de izquierda (ERC, EH Bildu, CUP y BNG) y casi 1 millón de votos y 15 escaños de derecha (JuntxCat, PNV, CC y PRC), que de sumarse al balance anterior alterarían ligeramente hacia la izquierda el balance en votos y más significativamente el de escaños.

Pedro Sánchez fue elegido presidente del Gobierno en la segunda votación del primer acto de investidura celebrada el 7 de enero de 2020, con 167 votos a favor con el significativo apoyo de, entre otros, un partido nacionalista conservador, el PNV (PSOE, Unidas Podemos y sus confluencias, PNV, Más País, Nueva Canarias y Teruel existe), 165 en contra (PP, VOX, CS, JuntsxCat, CUP, PRC, UPN y Foro de Asturias) y 18 abstenciones de nacionalistas de izquierda (ERC y EH Bildu).  Un gobierno de coalición con apoyos parlamentarios concretos de partidos nacionalistas de izquierda y derecha, que objetivamente se puede decir que ha podido presentar un buen balance en política económica, social, de empleo, de relaciones laborales y de relaciones con la Unión Europea.

Las elecciones de julio de 2023 han mantenido una situación parecida a las anteriores, con algunos cambios, pese al pronóstico creado por las encuestas tras las elecciones municipales de mayo, de un cambio de ciclo con mayoría absoluta de las derechas, error de cálculo que merece una reflexión.   Los cambios han sido: el avance del PP, que ha obtenido poco más de ocho millones de votos, un millón más que en las municipales de mayo de 2023, y 137 escaños, resultados casi iguales que los de junio de 2016; el mantenimiento de la recuperación del PSOE con 7,7 millones de votos, 1 millón más que en Noviembre de 2019 y 1,5 millones más de votos que en las municipales, y ha ganado un escaño; el resultado de Sumar, una interesante y necesaria iniciativa de la unión del voto a la izquierda del PSOE, con un resultado aceptable para ser la primera vez que se presenta, pero sin haber logrado igualar los resultados de Unidas Podemos y sus confluencias (3 millones de votos y 31 escaños); el descenso del voto nacionalista en Cataluña que ha perdido el 48 % de los votos (unos 900.000 y 9 escaños) y el ascenso del PSC que ha obtenido un 52% más de votos (unos 400.000 y 7 escaños más); la desaparición de CS; el descenso de VOX, que ha perdido el 17% de los votos (unos 600.000 y 19 escaños menos) en ocho meses. Además, el peso de los escaños y votos de los partidos nacionales de izquierda y derecha ha aumentado significativamente desde 2019 pasando del 87% al 92%.

El balance del eje izquierda-derecha ha quedado así: derechas 11.210.248 votos y 171 escaños; izquierdas 10.774.976 votos y 152 escaños; nacionalistas derecha 783.134 votos y 12 escaños y nacionalistas izquierda 948.972 votos y 13 escaños. Un resultado muy ajustado, como en 2016 y 2019, ligeramente favorable ahora las derechas, con la incertidumbre de cómo se alinearán en esta ocasión los partidos nacionalistas respecto al eje derecha-izquierda de los partidos nacionales. La formación de un gobierno de izquierda requeriría de nuevo del apoyo de nacionalistas de ambos lados del eje izquierda-derecha.

Estos resultados sugieren algunas reflexiones para este acto que organizó Córdoba FUTURA como las siguientes, a modo de ejemplo:

  • ¿Se puede anticipar que se está consolidando un nuevo ciclo político en el que esa colaboración entre partidos de ámbito nacional y nacionalistas responda al reconocimiento de la diversidad de la sociedad española, profundice en la federalización del modelo autonómico, consiga que los partidos independentistas acepten la Constitución como el marco de las relaciones de colaboración y se articule en torno a políticas de progreso y sostenimiento del Estado de Bienestar?
  • Por el contrario, ¿Sería éste un ciclo político coyuntural, mientras dure la influencia de los partidos nacionalistas para formar gobiernos, y se vuelva a una política más protagonizada por partidos nacionales, como ha intentado sin éxito la derecha en estas últimas elecciones?
  • ¿Sabrá la derecha hacer los cambios que necesita para poder liderar ese cambio, a la vista de su resultado en las pasadas elecciones?

        Intervinieron en el acto:

Moderó: Alfonso Alba Cuesta, periodista, fundador y director de Cordópolis

Además, fueron invitados a la “fila cero” representantes políticos e institucionales y expertos sobre la temática de la sesión.

La sesión fue organizada por la Asociación Córdoba FUTURA con la colaboración de la Diputación de Córdoba y la Fundación Cajasol, y tuvo lugar el 13 de septiembre de 2023, a las 19:30 horas, en la sede de la Fundación Cajasol (Avda. Ronda de los Tejares, 32. Córdoba).


Diapositivas de Manuel Trujillo, ver aquí en PDF

Una mirada al resultado de las elecciones generales de julio de 2023 y al proceso de formación de gobierno

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