11 de abril de 2016

La “cuestión territorial” o el “problema territorial” de España es una de las grandes cuestiones históricas que nuestro país aún no acaba de resolver. La Constitución de 1978 puede calificarse de hito histórico en su intento por ofrecer una solución mediante el modelo de Estado de las Autonomías.

No obstante, durante estos años han ido aflorando problemas y conflictos. Recientemente, la cuestión se ha agravado por el incremento del apoyo de parte importante de la sociedad catalana a posiciones independentistas que conllevan indudables tensiones internas, incertidumbres y riesgos de fractura social.

Todo ello convierte “la cuestión territorial del Estado” en un reto colectivo muy importante para el futuro inmediato de nuestro país. Y en este contexto la Asociación FUTURA ha valorado la oportunidad de organizar un debate que ha tenido por título ¿De qué hablamos cuando decimos España federal?

La charla-coloquio estuvo a cargo de dos reconocidos expertos constitucionalistas, los catedráticos Xavier Arbós Marín y Diego López Garrido, moderados por Manuel Pérez Yruela, vocal de Futura. Ambos debatieron sobre cómo podría ser una Constitución federal para España y sus conclusiones fueron muy apreciadas por el abundante público asistente.

Los dos ponentes estuvieron de acuerdo en el “estado de la cuestión”, es decir, en España, hay actualmente, debido a los problemas y conflictos antes citados, una crisis constitucional. También coincidieron en que no hay consenso por el momento entre los principales partidos para cambiar la Constitución y en que es necesario restablecerlo.

¿A través de qué medios?

Ante esta pregunta también los ponentes coincidían: a través de una Constitución federal para España.

Diego López Garrido detalló el hecho de que el federalismo, según la declaración de Lisboa, atiende a la vez a la Unidad y la Diversidad, algo muy apropiado para el caso español. Comentó que, aunque España no se llame federal, la Constitución del 78 tiene una clara inspiración federal. El federalismo sirve y ha servido a lo largo de la Historia para unir no para disgregar (ej. EEUU) y no se basa en la autoridad sino en el consenso.

Xavier Arbós también coincidió en esa necesidad para además abordar problemas como el conflicto competencial y la falta de definición de aspectos que en su día se formularon de forma incipiente y ambigua, que se deben reformar y aclarar. La Constitución tampoco resuelve la financiación de las CCAA, un asunto que provoca conflictos continuos entre el Estado y dichas Comunidades.

Los ponentes también coincidieron en la necesidad de una reforma del Senado, pues actualmente no funciona propiamente como cámara territorial. A este respecto propusieron como referencia el modelo alemán y norteamericano.

¿Cómo debería ser esa Constitución federal?

Xavier Arbós explicó que habría que empezar por definir España como estado federal y plurinacional, como una nación de naciones, una denominación que iría en beneficio de España al reconocer las identidades de muchos españoles que en este momento no encajan en la actual definición.

Opinó que no debemos alarmarnos si el sistema es asimétrico siempre que salvaguarde la solidaridad y el principio de equidad. De hecho, Arbós explicó que nuestro modelo actual tiene aspectos asimétricos y como ejemplo aludió al cupo vasco y navarro.

El modelo federal serviría para delimitar competencias y asegurar servicios comunes en todo el territorio, sin perjuicio de las diferencias entre las diversas partes de la federación, pues igualdad no significa homogeneidad en todo. También se resolvería el problema de la financiación de las Comunidades Autónomas, que ha sido vector importante del secesionismo en Cataluña.

Igualmente, para Para Diego López Garrido la España federal podría resolver además la regulación de la participación de las Comunidades Autónomas en las relaciones con la Unión Europea.

Añadió que la reforma debería establecer un mecanismo de solidaridad con una componente vertical del Estado a las entidades federadas, y horizontal, entre ellas mismas.

López Garrido disintió de Arbós en el concepto de plurinacionalidad. Expresó su opinión de que la palabra Nación debe dejarse solo para España, porque el concepto lleva implícito connotaciones de soberanía que en una España federal solo podría detentar el pueblo español y por la funcionalidad histórica y actual que esto tiene en las relaciones internacionales.

Terminó diciendo que la solución federal podría atenuar el secesionismo en Cataluña y que para hacer la reforma constitucional es necesario un grado óptimo de lealtad constitucional, consenso y confianza que permita abordar y resolver los problemas actuales y no agravarlos.

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